Caso de íncubos: El íncubo que acosaba a Zoila

Si estás en esta nota es porque alguna vez en tu vida has tenido lo que popularmente se conoce como parálisis de sueño. No eres la única persona. Al menos una vez en la vida es normal tener uno de estos episodios. Pero ¿todos son iguales? Hay una cierta parálisis de sueño que asusta y es que no es que solo no te puedas mover, sino que puedes sentir cómo un ser trata de poseer tu cuerpo y no lo digo como lo hiciera en el filme El Exorcista, sino que lo hace al tratar de tener relaciones sexuales contigo. ¿Te asustaste? Aún no he terminado de hablarte de este ser al que se conoce con el nombre de íncubo o el demonio que viola.
Hoy no me voy a poner a contar lo que es un íncubo, basta decir que llamarlo «el demonio que viola» es suficiente, pero vale una aclaración más. El íncubo es un demonio macho y busca poseer mujeres, mientras que su versión opuesta es el súcubo, un demonio femenino que se alimenta de la energía vital de los hombres a través del coito. Ahora te contaré la historia de Zoila y de cómo enfrentó al íncubo que la acosaba todas las noches.

El íncubo que acosaba a Zoila

La familia de Zoila acababa de mudarse a un lugar alejado de la ciudad. Alrededor solo se veía campo y tierra. No estaba mal, se decía, el lugar era tranquilo y la nueva casa agradable, se terminaría por acostumbrar.
Al comienzo todo parecía ir bien en la casa, los días pasaban tranquilos hasta que el cuarto de Zoila se terminó de construir  y dejó de dormir en la habitación que compartía con su mamá y su hermana.
Zoila ya tenía más de treinta años cuando empezó a pasarle lo que aquí voy a contar y no fue nada fácil para ella. La primera noche en su nueva habitación fue intranquila y es que podía sentir la mirada de un ser invisible observándola. Era como tener un acosador al que no se podía detectar, de hecho un ser humano hubiera sido más fácil de afrontar.
La primera noche pasó sin más que la sensación de ser observada, y de hecho así siguió la primera semana hasta que luego las cosas cambiaron. El acoso empezó a hacerse mayor y en las parálisis de sueño que empezaron a darle todas las noches, podía ver la sombra de un ser que se le acercaba y la empezaba a tocar sin que ella pudiera moverse, gritar, despertarse. ¡Era aterrador! ¿Te imaginas estar paralizada mientras algo que no ves empieza a tocarte?
Las insoportables «caricias» del ser invisible aumentaban a medida que pasaban los días y Zoila tenía vergüenza de contarle a alguien lo que le estaba pasando. Pensaba que la iban a juzgar, que le dirían que eran sus deseos lo que se manifestaba en sus pesadillas, pero qué deseos si todas las noches se iba a dormir aterrada. Ella solo quería que lo que estuviera pasándole, terminara.

¿Cómo enfrentó Zoila al íncubo?

Aunque algunas personas no saben cómo se llama este ser, le han inventado muchos nombres, de hecho llamarle íncubo es solo una clasificación ya que también pueden ser espíritus errantes que se enamoran de una mujer u hombre y lo acosan. Hay quienes dicen que se trata de duendes que se enamoran de las mujeres y tratan de hacerla suyas mientras duermes. Hay casos incluso donde las mujeres relatan haber tenido embarazos psicológicos luego de estos episodios constantes.
Como fuere, Zoila estaba harta y recuerdo que le contó a mi madre, en quien confiaba plenamente, lo que le estaba pasando. La abuela de mi madre había sido curandera y le había dicho, de niña, que siempre que hubiera un ser que la molestara y que ella no pudiera ver o también cuando sintiera energía negativas cerca, durmiera con unas tijeras de acero bajo la almohada, estas debían dejarse allí en forma de cruz y con eso se espantaría el espíritu que la perturbara. 
Esto mismo fue lo que Zoila empezó a hacer todas las noches para que el ser que la molestaba dejara de hacerlo. Compró unas tijeras de acero, de esas que son bien pesadas y la dejó debajo de su almohada. Desde ese momento el espíritu errante que la acosaba, o el íncubo si quieren llamarlo así, dejó de molestarla.
Aunque no lo creas, las historias de este tipo no son poco comunes, tengo algunas más que contar e incluso una propia que te compartiré en otra publicación. Si tienes una historia sobre parálisis de sueño, íncubos o súcubos, déjamela en los comentarios. 

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